HABLANDO DE… BIODIVERSIDAD

con la bióloga Harumi Teyer Santiago

 


entrevista realizada el 14.10.22, en el marco de OCT ’22 – BIODIVERSIDAD

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Desde su creación, LUPA propone un espacio en el que se “divulga lo construido”; eso incluye a todas las manifestaciones sociales -vinculadas a través de la arquitectura, del arte, de la literatura, de tradiciones…- que forman distintas expresiones culturales. Sea de manera institucional o afectiva, esas manifestaciones adquirieron el estatus de patrimonio, sea tangible o inmaterial. Esta construcción social que es parte integral de nuestro presente y pasado, condiciona irremediablemente el futuro de nuestras civilizaciones, sea de manera cultural, política o ambiental. En esta ocasión, nos interesamos en la cuestión de la preservación de un patrimonio irremplazable: la biodiversidad. Por este motivo, realizamos una entrevista a Harumi Teyer Santiago, egresada de biología por parte de la UNAM y apasionada de la cuestión social en nuevos modelos de vida a favor del cuidado de los ecosistemas.

 
 

LUPA: Harumi, ante todo muchas gracias por aceptar esta invitación. Para entender tu relación con el tema que nos interesa, nos gustaría saber cómo empezaste a interesarte en la biología…

Harumi: Muchas gracias también por la invitación y por considerarme para este nuevo formato. La verdad es que mi acercamiento, gusto e interés por la vida viene desde que soy una niña. Siempre me han gustado muchísimo los animales y las áreas verdes, convivir con lo verde; yo me acuerdo mucho de chiquita que siempre me la pasaba viendo las hormigas y su trayectoria que formaban y las hojitas que cargaban y me podía perder bastante en ese mundo. Hasta creo que de chiquita decía que quería ser bióloga marina. Con el paso del tiempo empezaron a llegar más gustos en cuestión de lo social que se va reflejando también en mi trayectoria académica en el día de hoy. Estudié la preparatoria en el CCH y me tocó un profesor muy bueno de biología que me hizo tener un acercamiento más profundo y más real a lo que es el estudio de la vida y la biología; entonces, yo quedé fascinada con esa clase y de ahí fue cuando yo decidí que la biología iba a ser mi campo de estudio.

 

El tema del mes de octubre 2022 es la biodiversidad; por lo tanto, –aunque podría parecer evidente para ciertos lectores– cuéntanos cuáles son las problemáticas actuales al respecto. 

No se puede hablar de una crisis ambiental como algo intrínseco, no es que el ambiente o la naturaleza está teniendo problemas es porque hay una crisis social y civilizatoria que tiene efectos en diferentes esferas; se le puede denominar como una “crisis ambiental” pero que no se deriva críticamente de que la naturaleza está pasando por algo raro, algo malo. En problemáticas de biodiversidad podemos hablar de muchísimas cosas. Puede haber la cuestión de la pérdida de “diversidad genéticas“ de una especie que también es muy importante porque dentro de la especie puede haber diversidad de estrategias adaptativas; y esa diversidad le da chance a la especie de poder tolerar más los efectos del cambio climático. A menos poblaciones, más dificultad de enfrentar y resistir el cambio climático. También podemos tomarlo desde la parte biocultural: saber que la diversidad engloba tanto lo cultural como lo natural. Y un gran problema también es, conforme el sistema capitalista ha avanzado ha ido desapareciendo biodiversidad y también culturas indígenas. y, por lo tanto, maneras de interpretar y de relacionarse con la naturaleza. Ahorita estoy estudiando mucho de agrosistemas, también de domesticación de semillas y animales; y algo a recalcar es que la diversidad de cultivos también ha estado a la baja y eso es muy importante porque tiene relación con nuestro sistema capitalista y alimentario y cómo eso se ve relacionado también con cómo se ha decidido ponerles un peso mercantil a las semillas, a los cultivos y no un peso en su valor de uso, que se engloba dentro de la diversidad de las culturas.

 

¿Hay ecosistemas más frágiles que otros a lo largo del planeta? Y si sí, ¿qué nos dice está repartición en el mundo?

En esta pregunta es muy importante vislumbrar porque un ecosistema es más amenazado que otro, y mucho tiene que ver con las relaciones que hay con la naturaleza, es decir cómo interviene la sociedad en esos ecosistemas. Y aguas cuando digo la sociedad, porque no me estoy refiriendo solamente a las personas que tienen contacto directo con la tierra y los ecosistemas, como los ejidatarios; me refiero a la sociedad occidental capitalista que se maneja por relaciones de poder y control. Cuando le metes más perturbaciones al ecosistema es más fácil que ese se fragmente y que se vaya perdiendo la interconectividad. Esta puede hacer que el sistema sea -la palabra de moda- resiliente y que pueda aguantar ciertos cambios, que fue lo que vimos con la pandemia de Covid. Cuando un ecosistema fue perturbado, ya sea por diferentes acciones, cómo poder meter algún campo de algún cultivo transgénico, hacer extracción ilegal de fauna, deforestación excesiva, etc. todas esas cosas hacen que un ecosistema se vaya haciendo más sensible a los cambios, menos resiliente y poco a poco puede ser más difícil que este se recupere.. Hay muchos ecosistemas amenazados en los trópicos, donde hay condiciones muy buenas para decidir hacer actividades de beneficio para el humano. Pero yo creo que en sí es algo que se ve a nivel global, ya no sé si hay áreas específicas donde no suceda eso por el sistema que rige, que es el predominante y donde la relación con la naturaleza está muy dañada.

 

En algunos textos escribes que “se está cosificando a la naturaleza”, explícanos a qué te refieres.

Cuando cosificas algo, es cuando empiezas a darle cierto valor nada más de utilidad y así nos hemos estado relacionando con la naturaleza desde hace mucho tiempo. Es complicado porque dependemos de ella, eso no se pone en duda, pero en el momento en el que tenemos esta mirada antropocéntrica de pensar que todo lo que está en este mundo está a nuestra disposición y cómo lo manejamos, cuánto agarramos y cómo lo agarramos y a quién despojamos para agarrarlo… todas estas violaciones al cuidado de la vida, es cosificar la naturaleza. Pensándola nada más cómo algo que va a cumplir mis intereses y que de hecho hasta vemos a la naturaleza como algo a parte del humano, incluso nos consideramos afuerita del concepto “naturaleza”. Entonces creo que desde ahí hubo un problema en cómo la interpretamos y la concebimos; y es por eso que es tan fácil que salgan estos sistemas de sobreexplotación e injusticias.

 

¿Cuáles son las mayores preocupaciones actuales en la labor de conservación de los ecosistemas?

Para muchos de mis colegxs y compañerxs biólogxs –y personas que estudien ciencias ambientales–, una preocupación importante es la baja de presupuesto que ha habido en cuestiones de materia de conservación y en sus estancias gubernamentales como en la CONABIO, la CONANP o la CONAFOR. Ese puede ser una gran preocupación saber que la cuestión económica va a alterar también el manejo de los diferentes proyectos, pero lo que me puse a pensar era que la problematización más profunda sería realmente preguntarnos bajo qué paradigma se está conservando, qué es lo que busca la conservación, a quién se le pide que conserve, bajo qué herramientas económicas y financieras se está abordando la conservación… La pregunta sería también cómo es que estos incentivos económicos pueden ser algo perverso incluso para los proyectos para conservar algo; porque si basamos la conservación en algo monetario se pueden derivar muchos problemas en torno a ello: si yo doy dinero para conservar y en el sexenio que viene se le baja el presupuesto a una estancia del gobierno que da estos apoyos para conservar, entonces cuando ya no hay los suficientes apoyos, –va más complejo que eso pero– las personas pueden decidir dejar de conservar por muchas razones derivadas de esta relación monetaria, que sé yo, había otra opción más rentable o contaban con ese monto que ya nunca llegó. . Habría que poner en la discusión cuestiones sociales, culturales, educativas, políticas y territoriales. Además, es seguir metiendo a la naturaleza, a la vida en los juegos del capitalismo.

 

Entonces, frente a los desafíos actuales, la cuestión ecológica es también económica y educativa. Evocas la necesidad de generar una sociedad “bioética”, ¿nos podrías contar más sobre eso?

Bajo esto que les platicaba que somos muy buenos para tener una mirada antropocéntrica, yo me puse a pensar en esto sobre “crear una sociedad bioética”. Para mí, sería empezar a agregar este enfoque en nuestra forma de vivirnos, de relacionarnos. Nos estaríamos cuestionando esta perspectiva antropocéntrica. Lo que es el “antro-”, este hombre blanco, cisgénero, heterosexual, europeo donde durante mucho tiempo sólo se consideró a élcómo digno de consideración moral. Entonces, ahora, de reconocer que hay una diversidad de vidas tanto en animales no humanos, en animales humanos, en plantas, bacterias, hongos, de saber que la vida va mucho más allá de sólo ser ese centro”antro”.Crear una “sociedad bioética” sería considerar cuestionarnos neta todas nuestras relaciones y cómo y desde donde se han construido estas, nuestras prácticas, no sólo con lo verde o lo que consideramos como fuera de lo humano, incluso también con nuestras relaciones con los propios humanos. ¿Qué personas entran en esa “consideración moral”? Sería recuestionarnos y replantearnos la construcción de nuestras relaciones y nuestra percepción de ellas y a partir de ello, accionar con cambios a la de ya.

 

Entendemos que hay que operar una reestructuración completa de nuestra relación con la naturaleza. Sin embargo, antes de lograr esta meta, ¿existen una suerte de “compromisos” socio-económicos para impulsar la conservación de los ecosistemas? En uno de tus textos, evocas la Casa del Morpho, en Chiapas; ¿nos podrías contar más sobre este caso y sobre los límites de la explotación económica de la naturaleza para su preservación?

Suele ser fácil para la gente bajo la perspectiva de la conservación de la naturaleza no darle el mismo peso a factores muy importantes como es lo social y lo económico. Se puede caer en la postura de decir que hay que conservar a toda costa. Y escuchamos cosas como: “no toquen a la naturaleza, dejen los espacios verdes como son” y, pues no, eso no se puede, hay comunidades existiendo en esos territorios. Hasta donde lo he podido reflexionar en México, es que no le puedes exigir a la gente que conserve los ecosistemas, si su calidad de vida, que depende de estos, ni siquiera está garantizada. Entonces, es muy importante que no se ponga la esfera de lo ambiental por encima de la esfera social. 

En México, por ejemplo, la pérdida de la selva es porque hay un gran avance de la agroindustria y de la ganadería y se ha optado por crear nuevas estrategias que eviten que se pierda selva y que la gente obtenga de otras maneras sus ingresos económicos. Cuando las instancias políticas -y el sistema neoliberal- empiezan a meter otras estrategias, también se debe cuestionar bajo qué paradigmas están cimentadas, cuáles son esas soluciones, cómo se están planteando esas soluciones, qué papel juega la vida en ellas, qué está de por medio

La Casa del Morpho
foto del Mariposario
© quevivalaselvalacandona.org

Lo que pasa con Casa del Morpho – que es una Unidad de Manejo para la Vida Silvestre, parte de las nuevas estrategias de conservación asentadas por el sistema que nos rige– es que hacen artesanías a partir de las alas –que son muy vistosas y muy bonitas– de las mariposas. Hacen tazas, platos, separadores de libros, cuadros, elementos de decoración; y, no talan la selva y están haciendo un gran esfuerzo por hacer algo diferente para obtener ingresos económicos, para poder vivir es muy importante reconocerlo. También es importante mencionar que la banda que está poniendo cuerpo para conservar cada vez se enfrenta a más violencia, a desapariciones forzadas, amenazas, incluso la muerte… Entonces, cuando tienes un contexto tan complejo de cómo abordar el cuidado de la naturaleza y la conservación, cualquier cosa que sume es muy apreciada y sirve mucho. Desde la crítica a la mirada antropocéntrica, a mí me cuesta mucho trabajo pensar que estamos adornando casas con cuerpos que pueden tener menos importancia porque son invertebrados, porque se parecen menos a animales vertebrados, mamíferos, a un perrito o a una vaca, pero sigue siendo vida. Creo que hay mucha gente que ya se cuestiona y que no le parece cómodo ver animales como trofeos –ciervos, cocodrilos, lobos, lo que sea…– en casas; entonces, ¿por qué los invertebrados no serían parte de esa perspectiva también? Porque al final sólo es para adornar, no es que lo necesitamos esencialmente. Hay personas que dirán que lo vale porque se está conservando un ecosistema completo que le da también cierto resguardo a cientos de otras especies, pero lo importante es cuestionarnos cómo nos relacionamos con la naturaleza y sus diferentes formas de vida-. Sigo insistiendo en que se tiene que cuestionar el cómo se ejecutan estas estrategias y que siempre habrá más soluciones más allá de la monetización de la naturaleza y su conservación. Nos toca crear e implementar esas soluciones.

 

A nivel citadino, ¿cuáles serían los retos que las ciudades tienen ante su propia sustentabilidad?

Las ciudades no producen ningún alimento, todo llega. Entonces, conforme el cambio climático va afectando la producción de alimentos, para las ciudades –como es donde hay más gente y donde está todo centralizado– uno de los problemas sería la parte alimentaria. Somos muy susceptibles a los cambios que pasan afuera, somos tan dependientes de las producciones exteriores que nosotros podríamos “vérnosla duro” en eso. Me puso a pensar, la sustentabilidad básicamente –además de ser un término muy cuestionable– lo que dice es garantizar necesidades, -o sea servicios ecosistémicos- y una buena calidad de vida a generaciones actuales y para las generaciones futuras. Entonces, se puede abordar desde muchos temas, desde la cuestión alimentaria y también, por ejemplo, las ciudades se caracterizan por ser lugares muy calientes donde es muy fácil que –porque ya no hay cobertura vegetal, hay mucho concreto– concentren muchísimo calor, eso puede afectar en muchas cuestiones de interacciones biológicas.Hasta yo lo relacionaría con cuestiones de salud mental sabes, ¿cómo le podrías garantizar a tu siguiente generación a partir de las cuestiones ecológicas y climáticas que se dan en la ciudad una buena salud mental? La salud y la calidad de vida es algo que se tendría que poner en la balanza de las necesidades del término sustentabilidad .ya que las ciudades son lugares donde cada vez se está viendo que la temperatura sube más, donde puede haber un riesgo alimentario porque no hay producción, donde ya no hay zonas verdes, que se ha comprobado que te hacen tener menos estrés. Sí, yo agregaría ese concepto el factor de salud emocional, mental, que también si lo dejamos como solo a cuestiones de los llamados servicios ecosistémicos, estaríamos haciendo un sesgo completo de lo que es vivir, de lo que es vivir dignamente.

 

En tus exploraciones, mencionas también a dos libros; uno de 1987: Nuestro Futuro Común1 y uno más reciente Planeta (in)sostenible2 publicado justo antes de la pandemia. ¿Nos podrías contar un poco sobre el papel que jugaron esas lecturas en tu trabajo?

Básicamente, Nuestro Futuro Común es el libro donde se introduce por primera vez el concepto de desarrollo sustentable. Entonces, es como una tirada muy amplia y general a “¿cómo podría haber un manejo diferente los de los servicios ecosistémicos para garantizarlos a las generaciones futuras?” Este documento aborda el tema de la disminución de la biodiversidad que había habido (y que sigue); algunas propuestas de qué cosas se tendrían que cambiar y poner sobre la mesa para que no siga sucediendo esa reducción de biodiversidad. Es un informe muy bonito, no sé si fue muy aspiracional bajo el sistema capitalista en el que vivimos, incluso es complejo porque habla de la inclusión social, de las comunidades indígenas. Pero ya el término de “inclusión” es controversial, porque es importante saber que no estamos incluyendo a nadie, que todos vivimos en este planeta y que todos tenemos que construir esta perspectiva interseccional. Pero sí, es como una tirada a “¿qué son las cosas que se tendrían que cambiar?, ¿cómo se tendría que manejar para que este caso específico de la biodiversidad no se vaya de nuestra visión?”, a la construcción para llegar ese Futuro Común. 

Planeta (in)sostenible habla en general de las relaciones complejas y del pensamiento sistémico, que todo está interconectado con todo. Zambrano habla de que se nos ha hecho muy fácil pensar que la solución ante algo sólo va a tener efectos muy concretos, cuando no es así, porque hay muchos factores que intervienen en ello. Por ejemplo la tortuga y el popote: las personas se sienten muy mal por ver una tortuga con un popote atravesado, entonces, ¿cuál es la solución?… voy a dejar de vender popotes en los restaurantes; pero estamos hablando de producciones masivas, de gente que trabaja de la producción del popote y entonces ahí ya estarías también teniendo un impacto en el factor social. Incluso, en las leyes en México, cuando se puso la política de “no bolsas de plásticos”, de un día para otro, no hubo un plan de manejo que incluyera a las personas que trabajaban en las fábricas de bolsas de plástico. Entonces, en cuestiones de biodiversidad, no se puede hablar qué hay una crisis en la biodiversidad sin antes ver todo lo que ha llevado a esa crisis de la disminución en la biodiversidad; es básicamente cómo lo relaciono con Zambrano.

 

En Australia, después de los fuertes incendios de 2019 y 2020, los bosques se regeneran más rápidamente de lo previsto. En estos tiempos de gran preocupación ambiental en el que podemos volvernos muy pesimistas, ¿se han reportado casos de regeneración de la biodiversidad?

Sí. Siempre los hay. ¡Sí!, y, es muy importante, porque incluso el propio sistema nada más te enseña que sólo pasan cosas malas y que todo va mal, que todo se está disminuyendo, que hay un buen de riesgos y que todo va a la mala, pero siento que es parte del mismo sistema perverso qué trata de quitarle la esperanza y las ganas de luchar a la banda. Hay gente que está construyendo desde lugares muy diferentes, cuestionándose estas relaciones, cuestionándose las dinámicas de poder, donde sobre todo se está poniendo a la vida en el centro, que eso es lo que importa. De hecho, estaba pensando – en una serie en Netflix que se llama Tales by Light3–creo que es en la temporada 3— y habla de una isla en Indonesia que está habitada por una comunidad de ahí y que se está viendo amenazada por diferentes cosas: una pesca excesiva, pesqueros de otras zonas que iban a esa zona a pescar y a agarrar sus recursos… Y, poco a poco, en el ecosistema –lo centran más en la parte marina, en la parte de arrecifes– se vio claramente que hubo una baja de especies y que los arrecifes ya no tenían la misma vida que tenían antes. Pero, con el trabajo colectivo, en la comunidad y las ganas de recuperar la vida y lo que era suyo, se hicieron diferentes estrategias de trabajo donde ellos mismos monitoreaban su territorio, donde empezaron a crear zonas de regeneración y cierta planeación y manejo que no implicaba que ellos dejarán de pescar y que sí, que el sistema se fuera recuperando poco a poco. Pero, lo importante de todo eso es que fue bajo la colectivización del problema que todos vivían, y todos integrándose en la charla, la energía y el interés para que eso cambiará y sí se regeneró y, por lo que tengo entendido, ya es muy parecido al estado inicial al que se conocía. Y eso fue en Indonesia, pero acá en México hay muchas personas en las comunidades que todo el tiempo luchan, resisten y existen, colectivizando con la gente que también le importa, hacen cambios increíbles y muy marcados. Sacan a quién tengan que sacar de su territorio que los quiera despojar o quiera hacer una modificación, por ejemplo, creo que hace poco, hace unos meses, una empresa transnacional quería meter un parque eólico y despojar a personas en Oaxaca; y las personas decidieron que no querían eso y lograron que no se asentará este megaproyecto y protegieron a sus territorios y la biodiversidad que está dentro de ellos.

 

Como forma de conclusión, te interesas particularmente en la cuestión de la biología marina; ¿nos podrías contar un poco más sobre las preocupaciones actuales al respecto y explicarnos los impactos de los modos de vida actuales sobre la biósfera marina?

Sí, la sobreproducción de plásticos, fue  lo primero que se me vino a la mente. Conocemos este manchón que –creo que está entre Hawai y Estados Unidos– es una masa enorme de plásticos, como una isla completa; pues la sobreproducción y consumo de plásticos poco a poco se han mezclado con el mar. Hay estrategias para irlos removiendo del océano pero, esto sería un ejemplo de Zambrano: va más allá de quitar la basura del océano, ¿por qué está llegando ahí?, ¿cuáles son las maneras en las que se desechan los residuos en las ciudades que siempre llegan al mar? Se habla de que se quitan esos grandes plásticos, pero seguimos teniendo el problema de los microplásticos…  creo que de ahí se puede obtener el interés de la gente, peces consumen plásticos,, otro pez se los come, este pez puede ser de importancia para la alimentación de algún país y entonces tienes personas que están consumiendo microplásticos y ya se hizo un ciclo completo del plástico. Entonces, la problemática no sólo es como se ve en la biosfera marina, en el ecosistema marino, sino también cómo eso está afectándonos también. El doctor Mario Molina dijo que no hay límites territoriales en cuestión de contaminación, en cuestión de gases de efecto invernadero. Esto de los plásticos, no sólo se va a quedar en una frontera y ya; se expande en toda la sociedad. 

 

1 – Comisión mundial del medio ambiente y del desarrollo (1987) Nuestro Futuro Común, Alianza Editorial.
2 – Zambrano, L. (2019) Planeta (in)sostenible, Turner.
3 – Tales by Light (La Luz de las Historias) es una serie documental australiana de 3 temporadas difundidas entre 2015 y 2018. Es dirigida por Abraham Joffe y producida por Canon Australia y Untitled Film Works, para National Geographic. Los episodios mencionados en la entrevista son “Paraíso en Peligro” (parte 1 y 2), de la tercera temporada y son disponible en Netflix.

 
 
 

 
 
 
 

Harumi Teyer Santiago
bióloga

Mi nombre es Harumi, egresada de la licenciatura de biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM, espacio que me formó, que cuestiono y reflexiono. Las áreas en las que me centro son la intersección entre naturaleza y sociedad, la ecología política y la educación ambiental. Este último año he colaborado con una ONG ambiental en la región de la selva lacandona, co-planeando e impartiendo sesiones de sensibilización ambiental para infancias y adolescencias -semillas de la esperanza- de la región. La vida y su defensa son básicas en mi formación.

 
 

equipo editorial.

Romain Roy-Pinot
coordinador del área de investigación

Rocío García Camarero
arq. de restauración y rehabilitación de patrimonio

Aimée Mancilla Porraz
arq. de conservación del patrimonio

 
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