NONSITE: EL PEDREGAL REVISITADO
LA INVITACIÓN ESPACIO-MINERAL DE PERLA KRAUZE
autor
—
Romain Roy-Pinot
El Pedregal fue un terreno clave para el desarrollo arquitectónico de la Ciudad de México y la implementación de una cierta visión de la modernidad mexicana. En este territorio se construyeron la Universidad Nacional Autónoma de México, la Ruta de la Amistad de los Juegos Olímpicos de 1968 y numerosos proyectos habitacionales de los grandes arquitectos de la primera mitad del siglo XX. El Pedregal confronta arquitectura y naturaleza; lo modernista con lo orgánico. El Pedregal es muy particular dentro de la topografía de la Ciudad de México. Una suerte de enclave cerrado en sí mismo, poco conocido por la población, un tanto mítico y primordial, ya que alberga varios sitios arqueológicos incluyendo las ruinas más antiguas en el valle de México, Cuicuilco y Copilco.1 La erupción del volcán Xitle que ocurrió aproximadamente hace 1,700 años provocó que el sitio fuera abandonado, dejando una naturaleza mineral poco propicia a la vida; uno de los pocos lugares no-antropogénicos de la capital.
Desde mediados del siglo XX, El Pedregal fue un terreno de experimentación arquitectónica que resultó ser un contexto inspirador para diversos creadores, como la artista Perla Krauze, quién creció en la zona. En esa época era un sitio muy agreste ubicado a la orilla de la ciudad. Su urbanización casi no existía. Esta experiencia primigenia inspiró su trabajo artístico, aunque durante muchos años no era tan consciente de la importancia de este lugar en el origen de su obra.2 Como un homenaje a su tierra natal, la artista desarrolló la exposición “Nonsite: El Pedregal revisitado”, presentada en el MUCA del 19 de abril al 14 de mayo del 2022. La exposición confronta la obra de Krauze con la propia naturaleza del Pedregal. Como lo menciona el equipo del MUCA, Perla Krauze transforma el amplio espacio de exhibición, de 2000 m2, en una instalación multidisciplinar que [ofrece] a las y los visitantes un recorrido para transitar a través de la memoria geológica, la naturaleza, los paisajes y fragmentos.3 Más que una propuesta artística, Krauze tiene una postura arquitectónica que da otra dimensión al MUCA. La exposición cuestiona los límites del espacio de exposición y nuestra propia experiencia de la naturaleza. “Nonsite: El Pedregal revisitado” cuestiona nuestra relación tanto con el espacio museográfico como con la naturaleza, en un contexto actual de reacomodo social post-pandemia.
1. — Blancsubé, M. (2022). texto de sala de la exposición “Nonsite, El Pedregal Revisitado” presentada en el MUCA.
2. — ibid.
3. — Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA), Comunicado de prensa, abril 2022.
a leer: LA RUTA DE LA AMISTAD
Nonsite: El Pedregal revisitado,
foto del espacio museográfico propuesto por Perla Krauze.
© L U P A
obras pedregueras.
La instalación de gran escala propuesta toma como antecedente o referencia conceptual el nonsite (no-sitio) desarrollado por Robert Smithson desde los años sesenta hasta su muerte accidental en Texas en 1973. El concepto de nonsite consiste en trasladar y reacomodar material de una zona geológica específica al interior de un espacio de exposición: en este caso de la zona del Pedregal al MUCA Campus.4 La noción de “nonsite” nos hace cuestionar sobre la definición del espacio, tanto como la del lugar. En el trabajo de Perla Krauze, la naturaleza es protagónica y no se distingue claramente la frontera entre un conjunto de piezas de arte y una instalación. La propuesta responde a algunos códigos clásicos de la museografía, cuando las paredes llevan pinturas y cuadros pero el recorrido de deambulación principal deconstruye la práctica habitual del espacio de exposición. Se propone un diálogo de elementos tanto extraídos de la naturaleza como parte de la producción de Krauze; la relación visitante-obra es tan libre como caminar en el exterior.
La confrontación entre lo natural y lo artificial es de cierta forma la firma de Perla Krauze. En algunas piezas de la artista, se opera una suerte de “trampantojo”: se petrifican flores, se reproducen piedras, se replican ramas… Podríamos comparar ciertas piezas con el trabajo de Giuseppe Penone y particularmente con el Arbre des voyelles 5 un tronco de bronce que ve pasar las temporadas sin cambiar de aspecto. La obra del artista italiano entra en diálogo con su entorno y la exposición “Nonsite: El Pedregal revisitado” réplica de ciertas formas un contexto natural en el cual la naturaleza “artificializada” tiene otro sentido. Las obras de Krauze se suelen apreciar como piezas autónomas en un espacio de exhibición convencional. El no-sitio aparece como una sola pieza de Land Art contenida, en la que naturaleza real y ficticia se confunden. Sin embargo, algunos elementos salen del registro vegetal y mineral, como un biombo flotando hecho de placas de imprenta que pertenecían a su padre. La confrontación de estos elementos en la exposición recuerda esta sensación de descubrir objets trouvés 6 en la naturaleza: herramientas, basura, artefactos…
Ya que la exposición tiene lugar en el MUCA (Museo Universitario de Ciencias y Arte), fue lógico invocar a la naturaleza misma, como contrapié científico de la propuesta artística. Nonsite se imaginó desde hace varios años; Perla Krauze se apoyó de vulcanólogos y de instituciones que trabajan en la conservación del Pedregal: la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) y el Jardín Botánico de la UNAM.7 Por lo tanto, la exposición revela la plasticidad intrínseca del Pedregal, como se percibe en Piedra volcánica, una serie de fotografías del artista Pablo López Luz presentada en el Museo el Eco en 2019. La idea de confrontación de piedra volcánica bruta y tallada se impone como una metáfora de las intervenciones arquitectónicas realizadas en El Pedregal; la exposición de Krauze propone un abanico de experimentaciones plásticas basadas tanto en lo mineral como en lo vegetal, y hasta en lo acuático. Lo que vuelve la naturaleza “pieza de arte” es la mirada que uno tiene sobre ella; y la artista ha logrado provocar una multitud de perspectivas del Pedregal, en un solo no-sitio. Krauze considera la naturaleza como obra en sí; confiesa que su taller está lleno de piedras y reliquias minerales clasificadas por su origen y sus características (tamaño, forma, color…). Toda la exposición fue basada en su propia experiencia de investigación para la exposición, la colocación de un piso pedreguero replica su visita de un volcancito rojo.1 Su propio recorrido dentro de lo volcánico generó el concepto rector de la exposición.
a leer: GENIUS LOCI
4. — Blancsubé, M. (2022). texto de sala de la exposición “Nonsite, El Pedregal Revisitado” presentada en el MUCA.
5. — el Arbre des voyelles (Árbol de las vocales) es una obra ”pública” del artista italiano Giuseppe Penone, instalada en 1999 en el Jardin des Tuileries de París.
6. — Blancsubé, M. (2022). texto de sala de la exposición “Nonsite, El Pedregal Revisitado” presentada en el MUCA.
7. — el término “objet trouvé” viene del francés y significa “objeto encontrado”; se refiere al uso en arte de elementos cuya vocación original no es artística; es un concepto desarrollado por los dadaístas, de cierta forma lo primicios del ready-made aunque que en algunos casos esos objetos son reintervenidos.
8. — Krauze, P. (2022) palabras de la artista durante una visita de la exposición “Nonsite, El Pedregal Revisitado” el 26 de abril del 2022, en el MUCA.
Nonsite: El Pedregal revisitado,
foto del espacio museográfico propuesto por Perla Krauze.
© L U P A
no-sitio in situ.
Más allá de proponer una experiencia científica y artística como lo enmarca la línea curatorial del MUCA, Krauze propone una experiencia espacial. La artista confiesa una obsesión por habitar el espacio9 y hace el paralelo con la exposición “Amarres de Luz y Silencio” en la cual participó en el Museo de Arte Carrillo Gil en 1995. Dice medir con sensaciones10 y toma como ejemplo Camino, un políptico de 5 piezas de materiales mixtos: lamina, plomo, madera y agua (desde entonces parte de la colección del Museo de Arte Carrillo Gil) que fue dimensionado según el número ideal de pasos que Krauze imaginaba para que los visitantes la recorriera. Por lo tanto, en Nonsite, Krauze concibió la configuración de sus obras como un acto empírico, decidido mayormente in situ. — “No me toco ver este espacio vacío hasta enero de 2022.” 11 Muchas de las decisiones en términos de diseño del espacio fueron tomadas en sitio en colaboración con el curador Michel Blancsubé, para decidir los diferentes momentos y rincones provocados en la exposición.
La arquitectura juega un papel importante en la concepción plástica de Perla Krauze quien compartió su vida con un arquitecto y se desenvolvió en un entorno predilecto para poner la modernidad a prueba. La exposición no ofrece un recorrido definido sino un espacio de deambulación, entendiendo el perderse y el andar como una práctica estética. Como se mencionó anteriormente, la frontera entre arquitectura-naturaleza, contenido-continente, piezas de arte-instalación es delgada. En este sentido, se logra reflejar un cierto aspecto del Pedregal que se construyó como un espacio de confrontación tanto entre lo natural y lo artificial como entre lo orgánico y el rigor modernista. El dispositivo en sí, es una metáfora de “lo pedreguero” como fue apropiado por los arquitectos de mediados del siglo XX.
La exposición, más allá de rendir homenaje al Pedregal, revisita también al MUCA. La experiencia que desarrolló Krauze provoca nuevas percepciones del espacio: auditivas, táctiles y visuales. Nos confesó que cada lunes se realiza el mantenimiento de la exposición, ya que el museo se encuentra cerrado; se descubren alteraciones del espacio —algunos visitantes movieron ciertas piezas— y se mojan las rocas. Con el privilegio de encontrar el espacio vacío, Krauze —y por lo tanto el equipo del MUCA— vive la exposición de otra forma, con el olor que podríamos imaginar percibir en un jardín botánico. Por el lado arquitectónico, la intervención de Krauze nos hace dimensionar el espacio de exposición; ya no es cuestión de un lugar en el que el visitante está guiado sino que la idea de “plan libre” impuesta por los modernistas se vive realmente. La masa mineral que propone Krauze viene a contradecir la repetición de las columnas, que parecen como los troncos de árboles blancos repartidos en un bosque. La horizontalidad de la intervención —aunque en ciertos momentos propone una percepción más vertical— delata las dimensiones de la sala de exposición principal del MUCA… tantas piedras dividen una columna de la otra, tanta tela cabe en la retícula. La delimitación del piso pétreo propuesto por la artista evoca de cierta forma los accidentes voluntarios que Lina Bo Bardi provocó en el espacio principal del SESC Pompéia: ríos y lagos dibujados en el concreto rompen con la retícula y por lo tanto, con la modernidad.
Como un paralelo con la naturaleza, Krauze propone “andar” más que “recorrer”. Sin embargo, la artista quisó generar una verdadera entrada en la que un vídeo —que reúne grabaciones que filmó en la Ciudad Universitaria durante dos años— y un texto de sala, complacen a los visitantes aficionados de los códigos museográficos. El segundo momento provocado por Krauze es un pasillo que invita a los espectadores al corazón del dispositivo. A partir de ahí, se permite transitar libremente en un espacio fuera de las normas museográficas sin imposiciones. La intención inicial de Krauze era de cubrir todo el espacio de piedras pero el MUCA impuso proteger el piso original de plástico y generar pasillos para personas con discapacidad. Sin embargo, en la entrada que propone la artista, todo tipo de público tiene acceso a un camino cuyas paredes incitan a la exploración y dirige hacia el espacio central del dispositivo: el lago. Para Krauze, este rincón es como un observatorio clave para poder percibir la exposición en su integralidad.
9. — Krauze, P. (2022) palabras de la artista durante una visita de la exposición “Nonsite, El Pedregal Revisitado” el 26 de abril del 2022, en el MUCA.
10. — ibid.
11. — ibid.
SESC Pompeia,
El Centro Cultural SESC de Pompéia fue diseñado por Lina Bo Bardi, en São Paulo (Brasil) y construido en 1977.
© María González
Nonsite: El Pedregal revisitado,
foto del espacio museográfico propuesto por Perla Krauze.
© L U P A
el nonsite en tiempo de pandemia.
La experiencia de visitar “El Pedregal” en una sala de exposición contrasta con el confinamiento que todxs tuvimos que vivir entre 2020 y 2021. Nuestra relación con el mundo exterior —tanto natural como socio-arquitectónico— sigue en una fase de reconstrucción. Por lo tanto, como lo explica Michel Blancsubé, nos podemos preguntar ¿Qué sentido toma el aislamiento de un pedazo de naturaleza en un espacio cerrado cuando es recomendado quedarse en casa para protegerse de una amenaza bacteriológica? ¿Qué sentido tiene confinar la naturaleza? 12 De la misma forma que Krauze deconstruye el espacio museográfico, cuestiona nuestra relación con la naturaleza. Entre espacio techado y experiencia del andar, la exposición revela las contradicciones de nuestra sociedad actual: la naturaleza como los espacios físicos compiten con los territorios virtuales y nuestra conexión con el espacio —museográfico u otro tipo— requiere a menudo herramientas digitales. La evolución de nuestra experiencia espacial —en un museo como en la naturaleza— y nuestra alteración social provocada por la pandemia sirven de ciertas formas a la obsesión de Krauze por “artificializar” la naturaleza.
La pandemia afectó también la organización de la exposición, que estaba pensada desde hace varios años. Krauze contó que se mudó a su nuevo taller un mes antes de que empezara la pandemia. El confinamiento la incitó a constituir y ordenar su propio archivo. Como se mencionó anteriormente, la artista recopiló tanto sus obras como sus objetos referenciales y los ordenó. La noción de archivo se percibe claramente en la exposición que sirve de cierta forma como retrospectiva, ya que fueron invocadas piezas presentadas en exposiciones pasadas. Además, la presencia de elementos naturales ofrece un herbario tridimensional que revela la plasticidad intrínseca de la naturaleza, tanto vegetal como mineral. Desde su taller, Krauze tuvo que trabajar con los materiales que tenía a su disposición en su espacio de trabajo, mayormente papel y tela. La artista explicó que para constituir su nonsite, el Jardín Botánico de la UNAM le entregaba plantas para trabajar, entregaban por taxi cada viernes.
La evocación en una sala cerrada de una zona volcánica que existe justo afuera, al lado del espacio de exposición, cuestiona y refuerza la conciencia de que una naturaleza frágil está ahí. El destino del humano está orgánicamente ligado al destino del planeta que lo “aguanta” o “tolera”. 13 Puede parecer irónico encasillar la naturaleza, aunque a fin de cuenta, los paisajes han siempre sido una inspiración para los artistas y su presencia en la producción plástica es muy convencional. Krauze la trae físicamente como una obra en sí. Contener la naturaleza es en realidad enmarcarla y por lo tanto a pesar de inscribirse en un periodo en el que revalorizamos el andar en la naturaleza, este no-sitio propone una experiencia realmente diferente. Acotarla entre paredes y techo a un pedazo de paisaje es de cierta forma hacer de la naturaleza y sus diferentes componentes un ready-made. Krauze evoca también la noción de gabinete de curiosidad y por lo tanto, clasificar, registrar y exponer la flora y la mineralidad del Pedregal es acompañar una nueva lectura del entorno, una vez que el visitante se vaya de la exposición.
12. — Blancsubé, M. (2022). texto de sala de la exposición “Nonsite, El Pedregal Revisitado” presentada en el MUCA.
13. — ibid.
Nonsite: El Pedregal revisitado,
foto del espacio museográfico propuesto por Perla Krauze.
© L U P A
conclusión.
La exposición “Nonsite: El Pedregal revisitado” no se reduce a un homenaje o reinterpretación del Pedregal, sino que se vive como una nueva experiencia museográfica. La imposibilidad de distinguir claramente lo que es obra, piezas de archivo o dispositivo de exposición deconstruye los códigos clásicos de la museografía y de la definición en sí misma del significado del arte. A pesar de ser calificado de no-sitio, la exposición propone un Pedregal revisitado in-situ, en el corazón de la UNAM, al lado de la Facultad de Arquitectura y donde antes hubo lava petrificada.
La propuesta bio-artística ofrece un discurso nuevo sobre la relación que mantiene el ser humano con la naturaleza. Trae El Pedregal en una sala para enmarcarlo y permitir estudiarlo bajo otra luz. Esta exposición se vive tanto como una retrospectiva como un terreno de experimentación para la artista, que extiende sus investigaciones plásticas a otra escala y con otros sujetos: materializar el agua, conjugar archivo botánico con obras propias, deconstruir las piedras... “Nonsite” revisita la acción del andar en el Pedregal y propone un nuevo espacio-tiempo en el marco museográfico, a la vez urbano y natural, ruidoso y silencioso, artístico y científico.