SOLTEROS URBANITAS
LA TIPOLOGÍA DEL
DEPARTAMENTO DE SOLTERO
autor
—
Romain Roy-Pinot
En varios artículos –como (re)Hacer Ciudad, Zona Rosa o Cuidad Socio-Sexual– hemos confrontado el urbanismo a la cuestión del género. En esos textos, las conclusiones llegan a una misma constatación: el sistema patriarcal se ve reflejado tanto en la estructura y lógica general de la ciudad como en muchos de los programas que propone.
En el presente texto, decidimos trabajar más allá de una cuestión puramente socio-urbana y nos enfrentamos a una tipología muy precisa: el departamento de soltero; un espacio pensado dentro de la ciudad y de la sociedad donde el hombre cis-heterosexual escapa de cualquier esfera social. Nuestro interés por profundizar en esta arquitectura tan patriarcal nace a partir del estudio de libro Pornotopía1 del autor Paul B. Preciado en 2010. En esta referencia, se evoca el ejemplo de Hugh Hefner, tanto de la figura que representó como de la arquitectura que acoge su modo de vida hedonista.
a leer: CIUDAD SOCIO-SEXUAL
1. — Preciado, P. B. (2010) Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, Anagrama Editorial.
Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, portada de la nueva edición (2020) del libro escrito por Paul B. Preciado,
© Anagrama Agumentos
Las observaciones de Paul B. Preciado giran principalmente alrededor de las condiciones sociales que se establecen en los Estados Unidos de la Guerra Fría. El presente artículo es una reflexión sobre el impacto que tuvo la tipología de la Mansión Playboy –un espacio desconectado, de goce y opulencia; casi orwelliano– en la concepción general de la arquitectura, a través de una cierta definición de la masculinidad. Para plasmar esa reflexión a un contexto latinoamericano, nos interesamos en un caso arquitectónico de la Ciudad de México cuyas características emplean los códigos universales del “departamento de soltero”.
Playboy, sociedad y ciudad.
Playboy interviene en un contexto social muy particular, las nociones mismas de “exterior” e “interior”, como las categorías de “masculinidad” y “feminidad”, se habían complicado durante la Segunda Guerra Mundial. Por una parte, la guerra había supuesto una reordenación de los espacios de género: la célula familiar se había visto dislocada por el alistamiento masivo de los hombres en el ejército; las mujeres se habían integrado con mayor fuerza en la vida pública y en el trabajo productivo fuera del espacio doméstico.2 La revista Playboy se afirmó como una manera de restablecer los códigos de masculinidad, ofreciendo una ideología capitalista de los códigos sociales que giran alrededor de la noción de género. Es una respuesta directa a la emancipación de la mujer; ésa habría sido una de las misiones de Playboy: fabricar una masculinidad mítica capaz de soportar la crisis de la heterosexualidad en el siglo XX y de hacer frente a las amenazas de la liberación femenina y de la utopía transgénero.3
2. — Preciado, P. B. (2010) Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, Anagrama Editorial.
3. — ibid.
Hugh Hefner,
en esta foto (s/f) se identifican los temas que aborda Playboy ligados a cuestiones sociales que giran alrededor de la cuestión del género.
© Elmhurst Art Museum
Sin embargo, la “ideología” Playboy es también una suerte de liberación de la estructura familiar, afirmando otros modos de vida fuera de la “familia nuclear”; la revista plantea una nueva categoría de ciudadano: el soltero urbanita, que por fin podía ahorrarse la sospecha de ser homosexual por no ajustarse a las normas hogareñas, gracias a su dosis mensual de fotos de mujeres desnudas.4 En esta nueva concepción de la masculinidad, la mujer es relegada a un segundo plano, sea componente de la vida del soltero para complacerlo o sea fotografiada para fantasearla.
4. — Colin, C. (1999) Brilliant careers: Hugh Hefner, the indefatigable swinger, Salon.
Playboy Fifteenth Holiday Anniversary Issue,
portada del número de enero 1969.
© Elmhurst Art Museum.
Al afirmar nuevos códigos a la masculinidad para los solteros, Playboy impactó también al cotidiano de las familias nucleares. En esas familias, se ha afirmado una nueva jerarquía entre lo privado y lo público, que se transcribe con una distancia de lo doméstico y la ciudad. La ciudad suburbana sólo se hizo realidad tras la Segunda Guerra Mundial gracias a la convergencia de dos factores, uno social y otro físico. El primero tuvo lugar cuando la prioridad nacional pasó a ser emplear a los veteranos de guerra y retirar a las mujeres de los puestos de trabajo remunerados. Pero el impulso definitivo lo dio la construcción del sistema de autopistas interestatales, que jugará un papel crucial en los cambios radicales que determinarán la forma y la velocidad del desarrollo de las comunidades suburbanas y de los centros urbanos.5 Los suburbios se impusieron como nuevos ideales socio-urbanos para la familia nuclear, teniendo como consecuencia el encierro de la mujer en espacios privados y ciudades limitantes –Betty Friedan utilizará para caracterizar la situación de las mujeres en la casa suburbana, como “la prisión del matrimonio y del césped verde de las áreas suburbanas”.6 Mientras, el hombre estaba libre de gozar de la ciudad tanto en términos de intercambios sociales como de accesibilidad de servicios.
5. — Gandelsonas, M. (2007) eXurbanismo: La arquitectura y la ciudad norteamericana, Infinito.
6. — Preciado, P. B. (2010) Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, Anagrama Editorial.
Playboy Town House,
este boceto fue presentado en el número de mayo del 1962.
© Elmhurst Art Museum.
Como lo vimos en el artículo (re)Hacer Ciudad, la reestructuración de la ciudad ante la cuestión de género impacta también en otras esferas; el régimen espacial de la casa suburbana es también una traducción arquitectónica de las premisas de redefinición de la masculinidad, feminidad y heterosexualidad que habían estructurado la purificación sexual, racial e ideológica de la sociedad americana iniciada por McCarthy.7 A la par de la discriminación sexual, se ahundo tambien en la segregación social; esta nueva forma urbana se definía por la relación de términos opuestos: las áreas suburbanas (término positivo) frente al downtown o centro de la ciudad (término negativo); las áreas residenciales frente al lugar de trabajo; pero también divididos en términos de clase y raza, la clase media blanca frente a la clase baja negra.8
a leer: (RE)HACER CIUDAD
7. — Preciado, P. B. (2010) Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, Anagrama Editorial.
8. — Gandelsonas, M. (2007) eXurbanismo: La arquitectura y la ciudad norteamericana, Infinito.
la herencia de la “Arquitectura Playboy”
Ya en diciembre de 1953, el editorial del segundo número de Playboy define la publicación como una “revista de interior”, acercándola de modo insólito tanto a las revistas femeninas como a las revistas de arquitectura y decoración, por oposición a las revistas tradicionales masculinas.9 Playboy interviene ideológicamente no solamente en el contexto socio-sexual –que afirma códigos de masculinidad– sino también en el campo arquitectónico. Se construye un espacio que prolonga los ideales de una vida de soltero.
Si en las estructuras de las familias nucleares estadounidenses se estableció que lo doméstico se constituye en un espacio feminino, el caso del soltero deconstruye esta concepción. Es posible leer los editoriales de los primeros números de Playboy como un auténtico manifiesto por la liberación masculina de la ideología doméstica. Sin embargo, esta liberación no consistirá, como en el caso del feminismo, en el abandono de la domesticidad, sino más bien, y de manera paradójica, en la construcción de un espacio doméstico específicamente masculino.10 En la nueva realidad del soltero, la mujer está destituida del espacio doméstico ante todo porque ya no es parte de esa ideología como prójima sino que como componente exterior. Todos los beneficios que pueden encontrar los casados en la ciudad se integran al propio espacio doméstico de los solteros. El modo de vida que establecen en su vivienda es la continuidad de sus privilegios como andante y consumidor de la ciudad; se constata un imperio del soltero en la ciudad.11
9. — Preciado, P. B. (2010) Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, Anagrama Editorial.
10., 11. — ibid.
Design for living,
El número de julio 1961 reunió en una misma sersión fotográfica a George Nelson, Edward Wormley, Eero Saarinen, Harry Bertoia, Charles Eames y Jens Risom con los mobiliarios que diseñaron respectivamente. De cierta forma esta foto demuestra el poder asociado a la arquitectura y la dominación masculina en la concepción de nuevos interiores.
© Elmhurst Art Museumlan maestro de la embajada
Los nuevos códigos vuelven al hombre “viril” –proyectado en la revista– como un hombre doméstico; Playboy metió a los hombres en sus hogares. Convenció a los chicos de que era fantástico quedarse a jugar en casa.12 En el artículo Zona Rosa, al estudiar los antros de “inclusión sexual” del barrio gay13 de la Ciudad de México, se sigue constatando una apropiación y una réplica de las estructuras sociales establecidas por el patriarcado. En este sentido, el hombre cis-heterosexual se apropia también del “hogar”, que la sociedad había asociado a la mujer. La apropiación implica también la deconstrucción de los códigos habituales de lo doméstico, dando a los espacios configuraciones y mobiliarios propios.
a leer: ZONA ROSA
12. — Colin, C. (1999) Brilliant careers: Hugh Hefner, the indefatigable swinger, Salon.
13. — en este contexto, los términos gay se refiere a todxs lxs miembrxs de la comunidad LGBTQI+.
Playboy Town House,
este dibujo fue presentado en el número de mayo del 1962.
© Elmhurst Art Museum.
Por ejemplo, la revista había popularizado los diseños del «Ático Playboy» (Playboy Penthouse Apartment), de la «Cocina sin Cocina» (Kitchenless Kitchen) y de la «Cama Giratoria» (Rotating Bed).14 A través de la nueva propuesta arquitectónica que vinculó el ideal del “departamento de soltero” desaparecieron las fronteras entre salón, cocina o recámara y por lo tanto, los comedores, escritorios o camas se volvieron mobiliarios híbridos capaces de responder a diversas necesidades. Muchos de los retratos más famosos de Hugh Hefner fueron capturados en su cama, la cual se retrató como un espacio multifuncional, tanto escritorio, comedor como asiento. De cierta forma, estos nuevos conceptos de interiores en el que las fronteras –tanto físicas como funcionales– tienden a desvanecerse son parte de nuestra aprehensión contemporánea del espacio doméstico. Por ejemplo, la tipología “loft” en la cual los espacios interiores no tienen realmente límites se democratizó, tanto que muchas viviendas optaron por una cocina abierta, lo cual se volvió una solución de moda al iniciar el siglo XXI. Después de la pandemia, nuestros espacios domésticos se han vuelto –o afirmado– espacios laborales, sociales y de ocio, compensando lo que la ciudad nos había quitado. La arquitectura proyectada en ese ideal del “departamento de soltero” se volvió una tipología común en la concepción de viviendas para todo tipo de usuario y de núcleos familiares.
14. — Preciado, P. B. (2010) Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, Anagrama Editorial.
Hugh Hefner,
como en muchas de sus retratos, el editor se muestra trabajando en la famosa cama redonda de la Mansión Playboy.
autoría y fecha desconocida
la universalidad del departamento de soltero
La ideología Playboy –al igual que muchos conceptos sociológicos, espaciales y culturales estadounidenses– llegó a influir en la sociedad mexicana a nivel urbanístico, sociocultural y arquitectónico. Si en los Estados Unidos la Segunda Guerra Mundial tuvo un fuerte impacto sobre el rol de la mujer en la economía del país, lo que provocó el establecimiento de una nueva estructura de género, no fue el caso de México. Desde la expansión del capitalismo y la potencia de los Estados Unidos, se ha constatado un mimetismo ideológico y cultural en la sociedad mexicana, fruto de una idealización del American Way of Life, a nivel urbano, se ha notado una misma tendencia de generar suburbios que contribuyeron a distanciar a la ama de casa de la vida de la ciudad y a reservar su goce al marido. De su lado, el “departamento de soltero” se ancló de la misma forma como una contestación de un modelo basado en la familia nuclear, ya que el soltero responde a un nuevo tipo de subjetividad masculina basada en formas de relación y de sociedad alternativas al modelo tradicional.15
En México, y sobre todo después de la Época de Oro16 del cine mexicano, el ideal de la familia nuclear se transcribió a través de películas, también como un equivalente local de las producciones hollywoodenses. De la misma forma, la transgresión de este ideal se plasmó en las cintas: tanto el marido fiel, la ama de casa dócil como el galán tuvieron su representación en las pantallas. Por lo tanto, aparecieron actores que respondieron al prototipo del soltero donjuanesco; el más emblemático es probablemente representado por el actor Mauricio Garcés. La vida de soltero plasmada en Playboy o en las películas sigue pareciendo exclusivamente cinematográfica y mundana.
15. — Preciado, P. B. (2010) Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, Anagrama Editorial.
16. — la Época de Oro se entiende de la mitad de los años 30 hasta la mitad de los años 50.
1. Casa Sheats (1960-63) diseñada por John Lautner.
2. Casa Elrod (1971) diseñada por John Lautner.
3. Bubble House (1972) diseñada por Chrysalis.
4. The house of the Century (1973) diseñada por Antfarm.
© autorías desconocidas
Formando parte de esta agenda de colonización masculina del espacio doméstico, cada número de Playboy a partir de 1953 incluirá un reportaje sobre la conquista y la reapropiación de un espacio interior o pseudodoméstico para el soltero urbano: la glamourosa cabaña de fiesta para los fines de semana, el yate, el estudio, la cama, la oficina o el coche se convierten en parte de un programa de reconquista.17 La vivienda del soltero responde a características propias y se volvió una tipología arquitectónica en sí mismo. Una de las referencias más emblemáticas es la Casa Sheats (1960-1963), diseñada por John Lautner, que aparece en la película The Big Lebowski (Ethan y Joel Coen, 1998). La arquitectura “para solteros”, como venía presentada en la revista Playboy, valoraba los preceptos modernistas, cuyo diseño minimalista es visto como una herramienta de puesta en escena del mobiliario y del soltero mismo. En Playboy, presentaron a Buckminster Fuller y Paolo Soleri, Archizoom, Jo Colombo y otros diseñadores italianos que formaban parte de la exposición “New Domestic Landscape” en el MoMA de 1972. Publicaron la casa de Charles Moore en New Haven en 1969, [...] e igualmente la Casa Elrod de John Lautner (1971), la "Bubble House" de Chrysalis (1972) y la "House of the Century" de Antfarm (1973). Cuando se llega a 1979, todo ha terminado. Playboy nunca se interesó en el posmodernismo.18
17. — Preciado, P. B. (2010) Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, Anagrama Editorial.
18. — Colomina, B. (2016) Beatriz Colomina on “Playboy Architecture” and the masculine fantasy, Archinect.
Tepic 82,
casa diseñada por Francisco Artigas y Jaime Muller, en la colonia Roma, entre 1960 y 1963.
© Fernando Luna
En esa tipología del departamento de soltero, la ausencia de paredes se vuelve la metáfora de la libertad del usuario que vive en su casa sin querer esconder nada. En esta lógica, la cama predominante y puesta en escena es vector de hedonismo, la alberca afirma una opulencia, las escaleras y cambios de niveles ponen en escena al soltero, la apertura de los espacios lo habilita a dominar todo mientras que la polivalencia de su mobiliario lo proyecta como un cosmopolita, seductor tanto en su vida privada como en sociedad. En la Ciudad de México, una casa diseñada por Francisco Artigas y Jaime Muller, en 1959, sigue esas características. Esa vivienda de la colonia Roma fue concebida como un espacio autónomo y desconectado de su contexto urbano: si la presencia de un patio otorga una comunicación con el mundo exterior, la fachada es hermética y depurada. En la película Departamento de soltero (René Cardona Jr., 1971), Mauricio Machinandiarena –el personaje homónimo que interpreta Garcés– vive una doble vida: la de un soltero en su departamento y la de un esposo en una casa que le prestó un amigo arquitecto. En una escena de la película, el personaje principal se encuentra atrapado en una cama que se vuelve pared. En otro momento, después de casarse con su esposa, Mauricio se va de luna de miel a Acapulco en el que la pareja se dedica mayormente a consumar su matrimonio, en antros, en la playa, en el hotel. El filme abre otro imaginario que recuerda que la vida de soltero es muy parecida a un ambiente de vacaciones; explicando la presencia casi sistemática del patio y de la alberca en los departamentos de soltero.
Departamento de Soltero,
película dirigida por René Cardona Jr., 1971.
conclusión.
La tipología del departamento de soltero suele ser asociada a un mundo ficticio. Su arquitectura es sistemáticamente cinematográfica, poniendo en escena a su ocupante principal y a sus visitas. Proyecta espacios que podemos considerar irreales, no por sus características arquitectónicas sino por su distancia con las convenciones sociales habituales en la noción de habitabilidad. El departamento de soltero no es realmente un espacio para vivir, el hombre soltero quiere su casa, perfectamente equipada con lo último del diseño minimalista para exponer masculinidad y poder ante sus conquistas;19 se proyecta principalmente como un espacio escenográfico. Son casas que abrazan el estilo arquitectónico internacional sin cuestionarlo.
Por su configuración, el departamento de soltero pone en duda los componentes de la vivienda: cocina, sala, recámara, baños; sean funciones mezcladas, dispronocionadas o ausentes. Para la arquitecta Anna Puigjaner, la cocina se ha utilizado como una herramienta política20 y se volvió un tema de investigación. A través de su proyecto Kitchenless City, se interesó en las viviendas colectivas –de Nueva York– en las cuales la cocina se comparte y ya no es parte de lo íntimo. Los casos arquitectónicos mencionados en el libro fueron construidos entre 1871 y 1929, lo cual implica que la tipología “clásica” de la vivienda llevaba ya varias décadas rebuscandose.
Los solteros urbanitas cuestionan la manera de diseñar los espacios y de hacer ciudad, generando dinámicas contracorrientes. Los modos de vida planteados por esos departamentos de soltero nos recuerdan que la (hetero)sexualidad, lejos de surgir espontáneamente de cada cuerpo recién nacido, debe reinscribirse o reinstituirse a través de operaciones constantes de repetición y de recitación de los códigos (masculino y femenino) socialmente investidos como naturales21 y la arquitectura es también vector de esa construcción social.