una riqueza lingüística en peligro.

regresar a la serie

parte 5 de 6

SIERRA CHINANTECA
crónica de un patrimonio vulnerable

 

El chinanteco cuenta con una gran diversidad de variantes. Para la investigadora Ana Paula de Teresa, a nivel dialectal, el diagnóstico realizado en la zona permitió detectar ocho macro variantes del idioma chinanteco.1 Sin embargo, el “catálogo de las lenguas indígenas nacionales: Variantes lingüísticas de México con sus autodenominaciones y referencias geoestadísticas” establecido por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas reporta 11 variantes. Por lo tanto, el chinanteco que se habla en San Pedro Ozumacín —llamado “jumi dsa mojai” [humi dsa mohai] chinanteco del sureste alto2— es muy diferente al que se habla en Santa María Lovani y en San Juan Petlapa. Por su proximidad geográfica y cultural, los habitantes de Lovani y de Petlapa hablan el mismo variante: “jujmi” [huhmi] del sureste medio3; sin embargo, los habitantes de ambos pueblos nos afirmaron que siguen existiendo muchas diferencias lingüísticas entre sus respectivas sub-variaciones. A fin de cuentas, podemos asumir que existen tantas variantes del chinanteco como agrupamientos, y siendo grupos reducidos, el destino de cada variante incumbe a pocas bocas.

1. de Teresa, A. P. (1999) Población y recursos en la región chinanteca de Oaxaca. Ciudad de México: Desacatos no. 1.

2. Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. (s/f) Catálogo de las lenguas indígenas nacionales: Variantes lingüísticas de México con sus autodenominaciones y referencias geoestadísticas.inali.gob.mx
3. ibid.

 
 

Cantos chinantecos.
foto de las páginas 164 y 165 del libro "Los Chinantecos y su hábitat", de Bernard Bevan, Instituto Nacional Indigenista, 1987
© L U P A

 

El chinanteco es una lengua frágil también porque es más “hablada” que “escrita”. Bevan menciona las extremas dificultades de los primeros traductores al trasladar la lengua chinanteca al alfabeto latino.4 En varias ocasiones, cuando quisimos guardar escritas algunas palabras chinantecas, los habitantes se encontraban en la incapacidad de determinar la ortografía de ellas. Es interesante constatar que parecería que la evolución del lenguaje chinanteco es muy lenta, y que las diferencias en la pronunciación no se deben a ningún cambio radical ni a la variación del dialecto en las diferentes aldeas, sino que los primeros misioneros, y quienes copiaron los manuscritos, estaban incapacitados para escribir dicha lengua, de acuerdo a como la escuchaban.5 Sin duda, la latinización de la transcripción escrita del idioma chinanteca ha dejado de lado muchas de sus sutilidades. Es entonces esencial conservar escritos para la preservación del idioma y su registro; sin embargo, mantener la práctica oral del chinanteco es aún más importante.

4. Bevan, B. (1987) Los Chinantecos y su hábitat. Ciudad de México: Instituto Nacional Indigenista.
5. ibid.

 

Mural en San Pedro Ozumacín.
foto tomada por el equipo de e c o | estudio de conservación de patrimonios, encargado del proyecto de restauración de los tres templos de Santa María Lovani, San Juan Petlapa y San Pedro Ozumacín.
© e c o | estudio de conservación del patrimonio

 

Desafortunadamente, las capacidades lingüísticas son un factor de integración social y profesional muy importante. Eso explica la pérdida de tantos idiomas endémicos. En los años 30, Bernad Bevan constataba que existe un claro, y algo patético, complejo de inferioridad entre los chinantecos que no pueden hablar español, complejo que, en regiones más civilizadas, compartirían los que no saben leer.6 En la misma época, se estimaba que 75% de la población hablaba exclusivamente chinanteco; además, es indudable que el censo subestima el número de monolingües.7 En los tres pueblos que hemos visitado, pocas son las personas que no hablan chinanteco y español, mayormente los ancianos y los niños que no entran todavía en la escuela. Hablar español es también asegurarse de tener acceso a más derechos y reivindicarlos ante las administraciones estatales o federales. Sin embargo, el chinanteco sigue siendo esencial para poder tratar de cuestiones administrativas locales. En el Archivo Histórico del Estado de Oaxaca, existen documentos en los que las lenguas de origen mesoamericano cumplen un papel determinante para el inicio, desarrollo y conclusión de procesos judiciales. La mayor parte de estos juicios son de propiedad y posesión y datan del siglo XVIII. En esa época fueron frecuentes las querellas entre particulares, autoridades municipales y órdenes religiosas, por la posesión de tierras.8

6. Bevan, B. (1987) Los Chinantecos y su hábitat. Ciudad de México: Instituto Nacional Indigenista.
7. ibid.

8. Bautista Monroy, T. (s/f) Lenguas mesoamericanas en juicios del Siglo XVIII Oaxaca: Archivo General del Estado de Oaxaca.

 

El chinanteco está realmente amenazado; y San Pedro Ozumacín es un ejemplo evidente. Hoy en día, se habla en mayor parte el chinanteco y la gran mayoría de los habitantes habla también español. Sin embargo, las nuevas generaciones empiezan a hablar exclusivamente español. Cabe mencionar que la escuela primaria no es bilingüe ya que los profesores vienen del Istmo lo que tiene repercusiones muy importantes en el lugar dado al idioma originario en el funcionamiento de la ciudad. En el caso de Santa María Lovani y en San Juan Petlapa, las escuelas son bilingües y se siguen criando a los niños hablándoles en chinanteco; se descubre el español a través de la escuela. En San Pedro Ozumacín, debido a la fuerte ola migratoria hacía Estados Unidos, ciertos habitantes hablan a veces en inglés entre ellos. En uno de los muros de la cancha de basketball que anima en el centro del pueblo de San Pedro Ozumacín, una inscripción incita a los habitantes a seguir hablando chinanteco: Chi ma gi jnæ lε’ ju jmii jnæ le chaa lae ju jnæ / Si nuestros hijos aprenden el chinanteco, nuestra lengua seguirá viva. El chinanteco es entonces sumamente frágil y además porque cada una de sus variantes permanece activa por la práctica de pocos habitantes. Las políticas lingüísticas nacionales y los altos índices de emigración son algunos de los factores que han contribuido a la rápida disminución de hablantes de lenguas mesoamericanas. Sin embargo, en las últimas décadas se han planteado propuestas y ejecutado proyectos para recuperar el uso de ellas y asegurar el ejercicio de los derechos de sus hablantes como ciudadanos mexicanos.9

9. Bautista Monroy, T. (s/f) Lenguas mesoamericanas en juicios del Siglo XVIII Oaxaca: Archivo General del Estado de Oaxaca.

 

 

equipo editorial.

Romain Roy-Pinot
coordinador del área de investigación

Rocío García Camarero
arq. de restauración y rehabilitación de patrimonio

Aimée Mancilla Porraz
arq. de conservación del patrimonio

Anterior
Anterior

una cultura al ritmo eclasiastico

Siguiente
Siguiente

¿qué futuro para la Chinantla?