un proyecto moderno.

 

parte 1 de 3

CIUDAD SATÉLITE
una idea de la modernidad

 

Ciudad Satélite siguió un imaginario propio respecto de los proyectos urbanísticos modernos. Las ciudades satélites aparecieron a inicios del siglo XX como una respuesta a las dinámicas de expansión de “la ciudad”; el modelo y el término de “ciudad satélite” se le atribuye a Raymond Unwin.1 Lo que era un término propio al mundo de la arquitectura y del urbanismo se volvió el nombre administrativo de una utopía moderna hecha realidad. Esta reivindicación formal de la “ciudad satélite” habla de las ambiciones del proyecto de tener una resonancia internacional; se afirmó como un manifiesto en sí en el cual los ideales de la modernidad se verían reflejados.

Ciudad Satélite nació también tomando en cuenta la concepción de ciudad que plasmó la Carta de Atenas —el manifiesto desarrollado durante el CIAM2 de 1933— en la cual se proyecta la ciudad moderna como una matriz que distinguiría con claridad los cuatros ejes esenciales a la ciudadanía: trabajar, habitar, circular y recrearse. Esta idea de la ciudad la planteó como un mundo autónomo en el cual todos los servicios esenciales se encuentran cumplidos; es el propio de un “satélite”, una órbita, tiene que girar alrededor de un núcleo pero a distancia. Sin embargo, es innegable que una gran mayoría de los habitantes de Ciudad Satélite –tanto de ayer como de hoy– siguen trabajando fuera de ella y gozan de las actividades culturales y los servicios que propone la Ciudad de México.

1. — Alcantar García, E. (2020) Ciudad Satélite, el habitar moderno de las clases medias mexicanas, Academia XXII, segunda época, año 11, núm. 22, México, UNAM

2. — el cuarto Congreso Internacional de Arquitectura Moderna se realizó entre julio y agosto del año 1933. Fue uno de los más emblemáticos ya que tomó lugar a bordo del barco Patris II, iniciando en Marsella y acabando en Atenas.

 

Ciudad Satélite,
serie de fotos de Satélite tomadas por Casasola en 1958.
© Colección Archivo Casasola - Fototeca Nacional

 

El término urbano-académico de “ciudades satélites” se establece como un concepto a escala “megaurbana”, como si las ciudades fueran constelaciones. La Ciudad Satélite de Mario Pani sigue otro concepto urbano, esta vez a escala realmente auto-urbana; la “ciudad jardín” pensada como una entidad autosuficiente. La idea era que los barrios planificados y diseñados de acuerdo con los principios de la ciudad jardín, estuvieran conectados con los núcleos productivos de las ciudades para asegurar trabajo a sus poblaciones.3 La ciudad se planteó alrededor de la importancia del auto que se volvió un elemento imprescindible para este modelo de ciudad y de habitar fue el automóvil. Este artefacto moderno contribuyó a la reconfiguración de las ciudades, creó una relación de dependencia dada la localización y la configuración del diseño suburbano, y poco a poco fue un factor determinante para el diseño de ciudades en el mundo.4 El coche era percibido en la época como un elemento clave de la modernidad. Apoyados con el crecimiento de la producción mundial automotriz, los urbanistas aceptaron el automóvil como un elemento emblemático de la ciudad contemporánea.5

3. — Alcantar García, E. (2020) Ciudad Satélite, el habitar moderno de las clases medias mexicanas, Academia XXII, segunda época, año 11, núm. 22, México, UNAM

4. — De Garay, G. (2011) De Cómo llegaron los suburbios modernistas a México. Ciudad Satélite, 1954, publicado en “Satélite el Libro, Historias suburbanas en la Ciudad de México” de M. de Alba, D. Busquets, G. Capron, F. Llanos y U. Waizel, UAM Iztapalapa (2011).
5. — ibid.

 

Ciudad Satélite,
plan maestro preliminar de Ciudad Satélite, diseñado por Mario Pani datado de mayo 1956,
© Archivo Luis Barragán

 

El concepto de autonomía del habitante de Ciudad Satélite giró alrededor de la libertad otorgada por el auto. La autonomía y autosuficiencia se encontraba en el centro de su visión de Ciudad Satélite, incluso en la escala más pequeña; por ello, proponía una solución basada en supermanzanas, porque estas permitían que los habitantes satisficieran gran parte de sus actividades, sin tener que invadir la ruta de los automóviles.6 Todo el conjunto está diseñado para evitar semáforos, concibiendo la ciudad como un organismo que fluye, impidiendo al peatón deambular por la calle. Por lo tanto, se observaron muchas formas orgánicas en el plano original; este nuevo concepto de ciudad respondió a la idea de que ser moderno era estar alejado de la dinámica natural de la ciudad,7 en oposición con la ciudad núcleo —Ciudad de México— en la cual las dinámicas socio-urbanas enfrentan a diferentes clases sociales, modos de transportes en un amplio abanico de servicios.

6. — Pani, M. (1957) México, un problema, una solución, Sociedad de Arquitectos Mexicanos.

7. — Alcantar García, E. (2020) Ciudad Satélite, el habitar moderno de las clases medias mexicanas, Academia XXII, segunda época, año 11, núm. 22, México, UNAM

 

Las Torres de Satélite,
serie de fotos de Satélite tomadas por Casasola en 1958.
© Colección Archivo Casasola - Fototeca Nacional

 

Sin embargo, a pesar de establecerse al margen de las dinámicas socio-urbanas clásicas, Ciudad Satélite replicó una tendencia presente en muchas ciudades: la monumentalidad. Las Torres de Satélite tuvieron vocación de hito, localizado a la entrada —desde la capital— como marcador urbano, para darle un símbolo a partir del cual construir la identidad de una sociedad por nacer. En realidad, las Torres de Satélite tienen una referencia mucho más antigua, que el simple mimetismo de las capitales del mundo, en el caso de las controvertidas Torres de Ciudad Satélite, mucho se ha dicho sobre la inspiración proveniente de San Giminiano, que Barragán visitara unos años antes, a lo que hay que agregar la presencia de las propuestas de la Escuela Metafísica que también le interesaban.8 Por lo tanto, ¿la ciudad tendría una dinámica ancestral? A pesar de su origen conceptual antiguo, se puede afirmar que las Torres, durante la segunda mitad del siglo xx, llegaron a constituir, en cierto modo, un símbolo de la modernidad del país entero.9

8. — Noelle, L. (2011) Un símbolo urbano de renombre: Ciudad Satélite y las Torres (1954-1957), publicado en “Satélite el Libro, Historias suburbanas en la Ciudad de México” de M. de Alba, D. Busquets, G. Capron, F. Llanos y U. Waizel, UAM Iztapalapa (2011).

9. — Garza Usabiaga, D. (2020) Las Torres de Satélite: ruina de un proyecto que nunca se concluyó, Anales del Instituto de investigaciones estéticas, n. 94

 
 

San Giminiano,
foto del pueblo de la Toscana que inspiró a Luis Barragán para proponer junto a Mathias Goeritz las Torres de Satélite.
© Ambito turístico Valdelsa Valdicecina

 

Frente a esas nuevas maneras de concebir la ciudad, Satélite se volvió “exclusiva”, reservada a ciertas capas de la sociedad, dispuestas a construir una nueva vida con los hábitos establecidos por la ciudad moderna. El espacio que proporcionaban los amplios terrenos, sus atributos naturales, y la propiedad, era algo todavía más excluyente. Lo nuevo, lo “moderno”, no podía ser para todos, solo para un selecto grupo.10 Por lo tanto, el éxito de Ciudad Satélite fue también movido por una estrategia inmobiliaria inédita para la época.

10. — Alcantar García, E. (2020) Ciudad Satélite, el habitar moderno de las clases medias mexicanas, Academia XXII, segunda época, año 11, núm. 22, México, UNAM

 

Las Torres de Satélite,
serie de fotos tomadas por Armando Salas Portugal en 1957.
© Armando Salas Portugal

 
 

equipo editorial.

Romain Roy-Pinot
coordinador del área de investigación

Rocío García Camarero
arq. de restauración y rehabilitación de patrimonio

Aimée Mancilla Porraz
arq. de conservación del patrimonio

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