MONUMENTAL.
Dimensión pública de la escultura. 1927-1979.
LO ESCULTURAL, HISTORIA MEXICANA.
autor
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Romain Roy-Pinot
serie de 4 artículos
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para explorar la producción escultórica en México del siglo XX.
En diciembre de 2020 se inauguró la exposición “Monumental. Dimensión Pública de la Escultura. 1927 - 1979” en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. La exhibición, curada por el artista mexicano Pedro Reyes, cuenta con casi 400 piezas, entre fotografías, planos, esculturas, documentos y maquetas. Su punto de partida es la creación de la Escuela libre de escultura y talla directa, en 1927, y abarca hasta la edificación del Espacio Escultórico [de la UNAM] en 1979. La elección de estos dos eventos establece un marco temporal que permite mostrar las transformaciones de la escultura en y como parte del espacio público y el cambio en las ideas, estrategias y obsesiones de los artistas.1
La exposición inicia con un gran cronograma de las obras escultóricas más influyentes de la capital como del país; una síntesis que nos hace entender cómo los artistas evolucionaron en su trabajo tanto en escalas como en conceptos. La “dimensión pública” de la escultura es también una dimensión política, arquitectónica, urbanística; y, ante todo, cultural. A través de las producciones escultóricas, se buscó una cierta identidad nacional: La Conquista interrumpió brutalmente el arte de los pueblos mesoamericanos e impulsó cánones estéticos grecorromanos y judeocristianos. La guerra de Independencia implicó la búsqueda de una identidad nacional, una noción de lo mexicano, la cual encontrará características plásticas propias tras la Revolución mexicana en 1910.2 La exposición explora todas las tendencias estéticas y plásticas de la producción escultórica del periodo 1927-1979, se distinguen dos arcos curatoriales: la transición del nacionalismo al universalismo y la transmutación de la masa en vacío.3 Las obras presentadas, a lo largo de más de 50 años, han naturalmente evolucionado; pero, a pesar de provocar nuevas plasticidades, escalas e interacciones con el público, es incontestable que se destacan del resto de la producción mundial.
1. — Reyes, P, (2020), Monumental. Dimensión pública de la escultura. 1927 – 1979, CDMX, México (exposición).
2. — ibid
3. — ibid
Monumental. Dimensión Pública de la escultura. 1927—1979.
parte introductiva de la exposición.
© L U P A
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conclusión.
Sin duda los protocolos de seguridad sanitaria impuestos por el COVID no permitieron que la exposición se exprese plenamente. El Jardín Escultórico que rodea el Museo de Arte Moderno hubiera sido una perfecta experiencia, complementando la exhibición y dando otra perspectiva de las obras. De igual manera, el contenido de la exposición es tan extenso que se hubiese prestado idealmente a expandirse en otras salas, dando a las impresionantes maquetas y esculturas más autonomía. La réplica de uno de los módulos del Espacio Escultórico, colocado al final de la exposición, hubiera estado “experimentado” de manera más eficiente en un espacio que permitiera apreciar su monumentalidad. La exposición transcribe la fuerte transición que vivió la producción escultórica del siglo XX: pasando de esculturas aplicadas a la arquitectura a arquitecturas escultóricas. Sin embargo, la sección dedicada a la producción artística de los años setenta parece muy desconectada del tema de la monumentalidad y del resto de la exposición; esta parte provoca una cierta ruptura, tanto por su contenido que por su museografía –único momento del recorrido que hunde los visitantes en la oscuridad.
La exposición “Monumental. Dimensión Pública de la Escultura. 1927-1979” nos enfrenta a una realidad: el mundo del arte escultórico es muy propio de México, y se desarrolló en la calle, construyéndose al mismo ritmo que la ciudad. Sin embargo, como lo mencionamos en nuestro artículo sobre el “Monumento a la Madre”, los momentos son los testimonios de la ideología de épocas pasadas, y a veces, por la toma de postura que vinculan, su presencia en nuestros tiempos puede representar un dilema. En octubre de 2020, la estatua de Colón, ubicada en el Paseo de la Reforma de la capital fue quitada por el Gobierno de la Ciudad de México dos días antes de la conmemoración del arribo de Cristóbal Colón en las tierras americanas; invocando como razón la restauración de la estatua. Esta ausencia demuestra el poder que solemos otorgar a la representación simbólica y que la presencia de personajes históricos en el espacio público es tanto una cuestión patrimonial como una postura política.