geografía y geometría.

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parte 1 de 4

APLANAR EL MUNDO
lo que los mapas cuentan de nuestras sociedades

 

Como su nombre lo indica, la geografía (grafein + logos) es desde el principio una ciencia de la descripción cuyo objetivo es transcribir, lo más exactamente posible, la materialidad del espacio terrestre.1 La etimología de la palabra geometría tiene que ver con la “Tierra” pero engloba una definición mucho más amplia y se alejó de esta idea de “medir la Tierra”. Basándose en ellas, la geometría sería entonces el estudio del territorio mientras que la geografía sería su transcripción gráfica. ¿Aplanar el mundo se podría resumir a un “aplanamiento” geométrico? Si se han necesitado siglos para que la comunidad científico y la humanidad determinen que el planeta es redondo, su transcripción geométrica fue también laboriosa. Aplanar el mundo es el ejercicio volumétrico de volver una esfera llana, con todo el desafío matemático que eso implica. El escritor Henri Desbois afirma que los primeros instrumentos para medir los territorios datan de la Antigüedad. El mundo griego había desarrollado, al menos teóricamente, un aparato matemático que proporcionaba métodos para resolver los dos mayores problemas de la cartografía: la localización y la proyección.2 Solo permanecen relatos sobre las técnicas empleadas para proyectar los territorios; ningún documento helénico gráfico subsistió. Varias herramientas fueron desarrolladas para dibujar los territorios como el astrolabio, para determinar la posición de las estrellas y así ubicar varios puntos.

1. — Musset, A. (2018) Alain Musset, La parábola del mapa topográfico a escala 1/1: la geografía entre representaciones cartográficas y realidades imaginadas. Chile: Faro Fractal, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Playa Ancha.

2. — Desbois, H. (2015) Henri Desbois, Les Mesures du territoire, Aspects techniques, politiques et culturels des mutations de la carte topographique. Ed: Presses de l’Enssib.

 
 

Proyección Mercator,
representación gráfica de la proyección Mercator.
© Eric Gaba

 

Siglos después, y ya que América empezó a ser representada en los mapas, los planisferios empezaron a tener más importancia en la sociedad y se volvieron más precisos. Representando los meridianos y los paralelos, la transcripción geométrica de los territorios. se volvió más cartesiana. Llegaron varias posibilidades de “aplanamiento” del globo terráqueo que inspiraron los que seguimos usando hoy en día: la proyección de Mercator (1569), la proyección Sinusoidal (1600), la proyección en perspectiva vertical desarrollada por Matthias Seutter, las proyecciones “conforme” y “acimutal” de Lambert (1772), la proyección de Mollweide (1805) entre tantas otras… Entre las estrategias de representación las más atípicas, podríamos destacar: la proyección de Eckert II (1906) –de Max-Eckert-Greifendorff– que representa el mundo en forma de hexágono, la proyección homolosena de Goode (1923) –de John Paul Goode– de forma orgánica de 6 extremidades o la proyección de Fuller (1954) —llamada también Dymaxion Map y diseñada por Buckminster Fuller– que desdobla el globo terráqueo en una origami de 20 facetas. En teoría, ninguna representación es más pertinente que la otra en el sentido que no existe una convención oficial o genuina de proyectar una esfera de manera plana. El punto común entre muchas de esas maneras de representar es la posición central de África, pero las proyecciones son ante todo un principio matemático que podría ser aplicado al planeta, en cualquier posición.

 
 

Frontera entre México y Estados Unidos,
de Baja California el estado de Chihuahua la frontera se encuentra “dibujada” como un
cuadrilátero.
© The New York Times

 

La “geometrización” de territorios de formas orgánicas —determinados por costas, ríos o relieves— representó evidentemente un desafío gráfico. En la “generación de territorios” se operó el esquema opuesto: pasando por los mapas para alterar los bordes de una región geográfica. Si durante siglos la adquisición de territorios fue una obsesión por parte de los dirigentes de muchos países, la manera de redibujar las fronteras sigue esta misma violencia de albedrío, desde la punta de un lápiz. ¿Cuántos territorios —incluyendo a México— fueron destituidos de perímetros orgánicos y víctimas de la falta de poesía de afirmar fronteras rectas tanto con Estados Unidos como Guatemala? En este caso, los mapas impusieron una geometría a los territorios y estas nuevas delimitaciones pueden inscribirse como cicatrices históricas. Sin embargo, podemos pensar en ciertos territorios de los Estados Unidos Americanos, dibujados desde su determinación como polígonos: Wyoming, Utah o Colorado. ¿Cómo tener en la mente estos territorios destituidos de identidad gráfica? Darle forma a un territorio es ante todo determinarlo.

 

De manera general, en el caso de muchos conceptos o ideas, una forma logra imponerse como una alegoría más potente que el concepto en sí. De la misma manera que un país tiene un “slogan” –lema–, un “icono” –bandera–, estamos observando una “logoficación” de los territorios. El poder acordado a los símbolos es sistemático y los territorios no son excepción. En la exposición del Museo Jumex, Memorias del Subdesarrollo: El Giro Descolonial en el Arte de América Latina, 1960—19853 a través de la obra “Anaconda, Map of Chile” del artista chileno Juan Downey, una pitón birmana es utilizada por varios motivos. El animal se encuentra en una caja sobre un mapa de América del Sur en el cual resalta Chile y atraviesa las fronteras de Chile, haciendo alusión a las empresas internacionales y a los intereses neo-colonialistas que dominaban la política chilena en esa época.4 Hace implícitamente una comparación a la forma tan peculiar de Chile y la silueta del país facilita su inscripción en los imaginarios comunes. La morfología de México es también emblemática. En la película de Wes Anderson “The Grand Budapest Hotel” un personaje lleva una mancha de nacimiento en forma de México, revelando la particularidad del contorno de nuestro país. Para seguir con la evocación del “branding” de los territorios es innegable que las formas pueden darle más importancia a ciertos países; un ejemplo evidente sería la bota “italiana”.

3. — la exposición “Memorias del Subdesarrollo: El Giro Descolonial en el Arte de América Latina, 1960—1985 fue presentada en el Museo Jumex, del 22 de marzo al 9 de septiembre de 2018, basado en una investigación con apoyo de la Fundación Getty, el Museum of Contemporary Art San Diego (MCASD) y el Museo de Arte de Lima (MALI).

4. — extracto de “Nuestros huéspedes en Memorias del Subdesarrollo”,  en el sitio web fundacionjumex.org.

 
 

Lunar mexicano,
foto extraída de la película The Grand Budapest Hotel (Wes Anderson, 2000) en la que el personaje de Agatha tiene un lunar de la forma de México.
© Wes Anderson

 

 

equipo editorial.

Romain Roy-Pinot
coordinador del área de investigación

Rocío García Camarero
arq. de restauración y rehabilitación de patrimonio

Aimée Mancilla Porraz
arq. de conservación del patrimonio

Esteban Juárez
practicante y estudiante en arquitectura


investigación.

Romain Roy-Pinot
coordinador del área de investigación

Esteban Juárez
practicante y estudiante en arquitectura

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